En esta época de dominio de la economia global, de crisis del Estado-nación moderno, de cuestionamientos con respecto a la representación política y de desilución en relación con los políticos, pudiera parecer que ha perdido en importancia la reflexión filosófica sobre lo político. Sin embargo, es todo lo contrario, porque sólo la política -una política bien entendida- puede orientar la economía globalizada hacia el bien común de todos, hacer realidad el nuevo rol de los Estados y de las instancias políticas inter- y supranacionales, construir una democracia verdaderamente representativa y participativa, y dar nuevamente prestigio a la acción política, a través de un "nuevo modo" de practicarla. Para lograrlo la filosofía está llamada a dar suy aporte de fundamentación teórica y de inspiración de la praxis histórica, en diálogo con la práctica política y con las ciencias sociales y políticas.