La anatomía de los seres humanos padaece de la enfermedad de la palabra y cada palabra se lleva consigo esquirlas del cuerpo. Tanto como decir que de ese encuentro el significante se confirma hipocondríaco y el cuerpo metafórico. Este libro pretende inmiscuirse en este terreno en el que el ser humano hipoteca su anatomía con un cuerpo imaginario determinado por la palabra y la letra. Aunque "palabra" no sea aquí lo más apropiado -ya que es más correcto emplear el término "significante"-, la preferiremos asiduamente a este último, pues tiene, por una parte, mayor resonancia en el campo de la retórica y la significación metafórica, y por otra parte, capta en la cotidianeidad la experiencia de la subverción corporal frente al discurso. Es esa palabra y no otra la que provoca, emociona, excita, alarma, conmueve, ilumina, tranquiliza, adormece o desvela. Por lo tanto, abordamos el cuerpo en el nivel en que se demuestra modelado por el discurso, ese gran sastre del deseo. Nuestro propio cuerpo es en cierto modo transfenoménico; es mi cuerpo el que alcanzo cuando toco el de otro, y es el cuerpo del otro el que me reclama cuando escucho mi nombre.