En el libro el lector no hallará las estadísticas y los testimonios que se pueden encontrar en otros textos que se ocupan del tema. No es una obra sobre la violencia resultante de la guerra que se libra en los campos o sobre el infierno en que, para muchos niños, se han convertido nuestras ciudades. Tampoco es un libro sobre el maltrato excesivo a que se ven sometidos los niños, principalmente de los sectores marginados, y que los lleva a los hospitales por fracturas, quemaduras y abusos sexuales. Claro está que la violencia cotidiana que soportan las niñas y los niños de nuestras escuelas está vinculada a la violencia general que hiere al país. Es verdad que muchos de ellos viven en condiciones infrahumanas y que en muchos lugares, por la miseria y la violencia, se niegan los más elementales derechos, entre ellos el derecho a la vida. De hecho, es tan importante denunciar y detener esas formas de violencia que precisamente por ello se ha producido una amplia bibliografía sobre esos temas. Pero hemos preferido recomendar algunas lecturas al final del libro, en lugar de repetir aquí lo que en otros lugares se ha dicho responsable y claramente.