En 1922, la chilena que le dio por primera vez el premio Nobel a Latinoamérica, comenzó a publicar crónicas, críticas, semblanzas biográficas, relatos de viaje y unas prosas cortas llamadas por ella "recados", en diarios y revistas latinoamericanos. Esta prosa de Mistral, combativa, política, de sensibilidad inmediata, rabiosa, lírica, agradecida, mística, ha sido compilada en estas páginas juiciosamente distribuidas por géneros, países y continentes. La obra contiene alrededor de doscientos artículos en prosa, cien poemas, cincuenta cartas enviadas por ella y enviadas a ella, y sesenta ensayos sobre su vida y obra escritos por intelectuales de todo el mundo. Todo precedido por cien páginas de un prólogo de Otto Morales, e intercalado con cien fotos o grabados de Mistral y doscientas imágenes de personas y sucesos que la rodearon. Gabriela Mistral mantuvo sus colaboraciones a la prensa hasta 1955, dos años antes de su muerte en Nueva York