Descripción de la obra
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La
tarea del juez consiste en decidir sobre asuntos penales que se le llevan a su
conocimiento. Su decisión es el ordenamiento de un suceso de la vida. En última
instancia, se funda en su personalidad y no es exclusivamente el resultado de
una mera actividad intelectual. ¿Quién es este juez? Este es un punto muy
importante. El juez no debe decidir conforme a su sentimiento —lo cual
resultaría contingente y produciría inseguridad jurídica y arbitrariedades—,
sino a derecho y ley: su decisión debe adecuarse al derecho. La forma más
importante de expresión del derecho es la ley. Esta solo contiene normas
abstractas. Pero la vida presenta hechos de extraordinaria variedad que deben
valorarse con arreglo al Derecho, o sea, ante todo, a las leyes existentes. Por
esto, para decidir cada caso jurídico, es necesaria en primer término una
actividad intelectual (salvo que la decisión se agote en sí misma), a saber, es
necesario extraer conclusiones. A esta actividad lógica del juez se le debe dar
la debida importancia: un juez que solo trabaja con el intelecto y no también
con el corazón, no es, por cierto, un buen juez: tampoco lo es un juez que no
sabe pensar en forma lógica. De ahí que para el futuro juez, en general, para
todo futuro jurista, también sea imprescindible una instrucción lógica.