Descripción de la obra
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[…] Tengo por delante una vida de gran valor, puedo arrojarme por completo sobre mis problemas sabiendo que tú permaneces junto a mí – me proporcionas calma cuando regreso cansado de la tierra lejana de las grandes preguntas (1° de febrero de 1916). […] Sé que puede haber una filosofía de la vida activa – que puedo declarar batalla a muerte al Racionalismo – sin incurrir en el anatema de la irracionalidad – puedo hacerlo – debo hacerlo – […]. La pregunta kantiana no sólo está mal hecha – no da en absoluto con el problema, que es mucho más rico y profundo […] (5 de marzo de 1916). La judaización de nuestra cultura y de nuestras universidades es sin dudas espantosa y creo que la raza alemana debería procurarse aún otro tanto de fuerza interior para llegar a la cima. ¡De lo contrario, el Capital! (18 de octubre de 1916). No necesitaba de tus líneas, justificadamente tristes, para estar más triste [...]. No quiero escribir palabras de las que desconfías. Pero me esfuerzo por deshacerme del demonio [...]. Si mi existencia carece de pasión la voz enmudece y la fuente no brota. Dices con razón: ¿qué significa esto si está acompañado de tanta mentira? [...] (23 de junio de 1956). [...] Una y otra vez dices o escribes que estás unido a mí – ¿cuál es el vínculo? Amor, no es; confianza, no es. En otras mujeres esperas encontrar tu “hogar”. Ah, Martin – cómo me he puesto – y esta soledad helada. [...]. ¿Has pensado alguna vez en lo que son las palabras vacías? – ¿las palabras huecas? ¿En qué es lo que falta a semejantes palabras? (fragmento de la única carta de Elfride incluida en el libro, 28 de junio de 1956).