Descripción de la obra
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En la práctica del psicoanálisis de niños nos topamos con el hecho de que el supuesto paciente lo traen los padres o sutitutos. Lo que escucharemos será un concierto a varias voces. Pero cada vez, en cada recorte, aparecerá un solo sujeto. Este sujeto será efecto de discurso y no podrá confundirse con el agente o miembro del grupo familiar que en cada momento se haga escuchar a su manera y por diferentes medios particulares. El concepto de discurso viene a responder desde cierta perspectiva, a interrogantes o polémicas en relación a quiénes citar en las entrevistas preliminares, a quién prestar atención, si excluir o incluir a los padres o hermanos, temas estos cuyo valor práctico en la dirección de la cura en niños es indudable. A esto habría que sumar que la operación analítica requiere intervenciones que implican recurrir a los padres estando o no el niño en análisis. Intervenciones cuya guía será dada al analista por la lectura que éste haga del discurso predominante; desde el lugar en que es emitido y quién lo sostenga. Esto no se basa en la suposición de que encontremos sin más y en todos los casos una relación de reflejo o de eco del llamado discurso parental en el del propio del niño. Sino que induce a leer las facturas, coincidencias, absurdos, brechas, vacíos, contradicciones, metabolizaciones, allí donde aparezcan cambios o virajes discursivos. Y escuchar también los motivos de esas transformaciones y dichos diversos.