Por tener o bien por carecer de él, el trabajo ha sido históricamente el eje que sitúa al individuo en su dimensión social. Nada más cierto hoy, cuando nadie duda -ni siquiera el establishment- de que el desempleo y el subempleo crecen. Pero ello no significa que el trabajo vaya a desaparecer: lo que sí está en extinción es el empleo tal cual lo conocemos. Es por ello que resulta imprescindible tener en cuenta las nuevas manifestaciones que presenta el trabajo, así como pensar, analizar y proponer estrategias no solo de sobrevivencia sino de sobrevivencia en salud. En este sentido, un grupo interdisciplinario de investigadores examina el problema partiendo de los grandes ejes que plantean hoy las ciencias sociales: exclusión, nueva cuestión social, democracia, ciudadanía, construcción de nuevas subjetividades.