Nadie sabe de manera segura cómo llegaron a América y cómo se instalaron en el Sur del Continente, nadie conoce por qué su sistema de adaptación a través de los siglos le permite sobrevivir en condiciones de extrema pobreza nutricional y con tantas variaciones climáticas. Tampoco se sabe a ciencia cierta cuándo es que se incició su proceso de convertirse de animales silvestres en elementos vitales para el desarrollo de las culturas con las que compartían el ambiente, de productos de caza en animales domésticos con el fin de aprovechar su lana, carne y cuero. Sin embargo, todos somos conscientes de su importancia para las culturas Alto Andinas y de su potencial económico para el futuro.