Descripción de la obra
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Dentro de todos los
aspectos desconcertantes del autismo, la integración sensorial suele ser el
aspecto que mayor confusión causa en las personas que comienzan a relacionarse
con el tema. La integración sensorial es la habilidad de procesar y organizar las
sensaciones que recibimos tanto interna como externamente. El estímulo
sensorial viaja al cerebro a través de la red neutral, en donde es interpretado
y utilizado para formular una respuesta. El procesamiento sensorial ocurre sin
necesidad de un pensamiento consciente; opera por sí solo y la mayoría de las
personas nunca dejan de aprender y de reflexionar respecto a cómo funcionan sus
sentidos y el rol que tienen los sentidos en sus vidas diarias.
Existen 21 sistemas
sensoriales que trabajan en nuestros cuerpos. La mayoría de nosotros podemos
reconocer estos cinco: la vista, la audición, el olfato, el gusto y el tacto.
Otros cinco sentidos también se atribuyen a los humanos: equilibriocepción
(nuestro sentido del balance o sentido
vestibular), propiocepción y kinestesia (sentido de orientación y movimiento de
nuestro cuerpo en el espacio), nocicepción (dolor), sentido temporal (sentido
del tiempo), y termocepción (diferencias térmicas).
A través de una
compleja serie de conexiones y señales atípicas entre los órganos sensoriales y
el cerebro, el niño con autismo o experiencias Asperger, ve, oye, toca, huele y
saborea de una manera completamente diferente a un niño o adulto con desarrollo
típico. Cada minuto dentro de la vida diaria de un niño en el espectro el
autismo, puede ser una gran batalla en contra de sensaciones invasoras que
agobian sus sistemas sensoriales hiper precisos. O por el contrario, sus
sistemas sensoriales pueden ser hipo-activos, requiriendo un mayor esfuerzo
para alertar a su cuerpo y llevar a cabo el aprendizaje y la interacción
social. Por encima de todo puede encontrarse una inhabilidad para filtrar y
procesar más de un estímulo sensorial a la vez.
Existen dos
pensamientos dominantes que mantener en mente cuando se considera los miles de
aspectos respecto a las necesidades de integración sensorial del niño.
Primero, el
entrenamiento sensorial puede verse y
sentirse como un juego. El juego es el medio a través del cual los niños
aprenden. El juego hace que la diversión sea funcional, toma la atención del
niño y mantiene su interés. Un cerebro comprometido es un cerebro listo para
aprender. Lo maravilloso respecto al entrenamiento sensorial es que las
oportunidades y los momentos para aprender, ocurren a tu alrededor en cualquier
momento del día, en tu casa, en la escuela, en tu comunidad.
Lo segundo, es que tu
escuela puede ofrecer apoyo a través de la terapia ocupacional y/o puede
contactarte con una agencia privada fuera de la escuela, pero esas horas son
limitadas. Es por esto que la terapia de integración sensorial ocurre en el
hogar. Colocar a tu hijo en manos de un profesional por algunas horas a la
semana es el comienzo - un comienzo excelente- pero el grueso del trabajo se
llevará a cabo en casa. Si esto te parece abrumador, lee el párrafo anterior.
También puede ser divertido.