La Reforma Educativa que se desarrolla en las distintas latitudes de nuestro continente contiene el trasfondo común que los requerimientos del crecimiento sustentado en el mercado como eje organizador y meta de la organización social, impone para su despliegue. Así, las Políticas Educativas impulsadas especialmente por la banca multilateral -calidad, equidad, descentralización, competitividad- se convierten en un gran relato, en un mito que promete a la población esperanzas en días mejores sin que haya razones suficientes y necesarias para admitir que esta posibilidad sea cierta. La puesta en práctica de estas políticas homogeneizadoras está en plena consonancia con la pérdida de vigencia del Estado Nacional, que el amparo de la globalización, ha sido satanizado, y simultáneamente, se han atribuido todas las virtudes a la empresa privada que es presentada como un prototipo de eficiencia. La educación no ha escapado a la impronta de los tiempos, y de manera acrítica se busca su "calidad" sin que exista transparencia en el concepto. Del mismo modo la "equidad" tiene múltiples interpretaciones que dependen de la postura ideológica de quien la proponga. Puestas así las cosas, la Reforma Educativa es un gran mito.