Descripción de la obra
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La prueba dactiloscópica es por entero fiable. Su especial relevancia de cara a la identificación del delincuente descansa en tres características: las huellas digitales son perennes a lo largo de la vida humana, desde el embrión hasta la descomposición de los tejidos tras la muerte; son inmutables, en cuanto no se alteran ni fisiológica ni patológicamente; y son diversiformes, es decir, no existen dos dibujos iguales. Estos tres caracteres constituyen el dogma fundamental de la dactiloscopia y permitieron decir a VUCETICH que «todo es mudable en la vida menos el esquema digital; todo es reproducible en los congéneres, menos el dibujo papilar». Esta obra expone de forma exhaustiva y pormenorizada el desarrollo de la prueba dactiloscópica, desde la actividad policial recogiendo las huellas en el lugar del crimen, pasando por la elaboración del informe pericial o sus singularidades cuando proviene de organismos oficiales, hasta su valor probatorio en el juicio oral. Claro es que, la parquedad normativa del tema condiciona su estudio y obliga a escudriñar minuciosamente la jurisprudencia constitucional y ordinaria penal aplicable. Por ello se ofrece aquí una visión de la prueba dactiloscópica que cohonesta con rigor los aspectos teóricos de la ciencia procesal con los cotidianos pronunciamientos judiciales, cuyas referencias y transcripciones aderezan continuamente la exposición.