Descripción de la obra
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Gómez
Dávila parece reconocer tácitamente a la clase de los juristas un deber
importante –considerando evidente que no siempre, sino más bien raramente, lo
han cumplido con la debida independencia y pericia– cuando sostiene que la «ley
no es lo que un acto de la voluntad decreta, sino lo que la inteligencia
descubre»: es, en efecto, natural pensar que «la inteligencia» de la que habla
es aquella, acompañada de un adecuado saber técnico, de quien cultiva
científicamente el Derecho.