Descripción de la obra
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En
la actualidad, son pocos los abogados que recurren al estudio del latín
jurídico, debido al desconocimiento de la lengua o porque simplemente piensan
que el latín, ya no tiene vigencia alguna en los escritos. Sin embargo, pensar
así, es estar equivocado. Para nosotros, como profesionales del derecho, el
latín siempre seguirá siendo una lengua vigente y aplicativa. Un claro ejemplo
de esto, se puede ver cada vez que recurrimos a la etimología de algún término
jurídico, sea en un trabajo monográfico, algún proyecto de investigación o si
queremos dar una lúcida definición de la misma. Más aún, podemos emplear el
latín al momento de leer algún aforismo o brocardo, para poder traducirlo
correctamente y ver el uso que se le da en el ámbito jurídico. El estudio del
latín para abogados, posee no solamente conocimientos teóricos, sino prácticos
y esto lo sabemos desde la época de Cicerón, quien en vano no fue el mejor
escritor y abogado romano y así como él, los historiadores de la época romana
como Tito Livio, Lucio Cornelio Sisenna y el mismo Salustio –solo por nombrar
algunos- aluden y emplean muchas disposiciones que hoy podemos identificar en
el derecho privado y el derecho internacional público. Por su parte, los
retóricos mantuvieron el espíritu romano de la lengua en los grandes discursos
jurídicos y los disputados debates, lo que nos enseña que no se puede ser buen
abogado, sin saber de manera correcta el latín y sin asesorarse bien sobre
derecho romano. De este modo, el abogado que aprende y sabe latín, siempre
estará un paso delante de aquel que no sabe y quedará expedito para poder leer
términos, aforismos, apotegmas, sentencias y todo tipo de escritos donde pueda
encontrar varias palabras en lengua latina. Si somos objetivos, reconoceremos
que al estudiar latín, no solamente se está conociendo una lengua clásica, sino
que la misma, enriquecerá y aumentará la capacidad analítica que tiene el
profesional del derecho, ayudándolo a poseer una mente más ágil y poder
solucionar los conflictos que se le presenten. Precisamente, esta obra, tiene
como principal objetivo, ayudar a los profesionales del derecho a conocer no
solo los aspectos teóricos del latín jurídico y su evolución histórica, sino
que ayudará a que el abogado pueda conocer realmente cómo se deben pronunciar
los términos latinos y también sabrá aplicar con precisión los brocardos
latinos en los escritos judiciales de manera correcta. He ahí, la importancia y
trascendencia de este manual teórico-práctico, el cual no debe faltar en
ninguna biblioteca jurídica.