Descripción de la obra
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Como abogado y jurista, Vampré tuvo una vida
dedicada a la actividad y producción académica. A diferencia de otros juristas
del siglo XIX, incluso de los juristas actuales en su país, la vocación
académica de Vampré fue seguida con ahínco y determinación, lo cual puede
percibirse fácilmente en toda su producción académica.
Más allá de todo lo que publicó, son innumerables
los trabajos que se han convertido en clara y valiosa referencia para el
derecho brasileño. Como clara muestra de su producción académica, escribió y
publicó en 1920 su obra O latim em dez lições, en la cual rescata la
importancia para el estudiante de derecho y futuro abogado de aprender latín y
conocer las principales fuentes del derecho romano que forman parte del derecho
moderno.
Vampré indica en la introducción de su obra que el
abogado aprende mal el latín o simplemente no lo aprende, y esto tiene como
punto de partida la mala formación en la lengua latina por parte de muchos
litigantes, catedráticos y jueces. El latín debería ser una lengua que los
abogados no solo la lleven como un curso durante un ciclo, sino por mucho más
tiempo; sin embargo, debido a que muchas facultades de derecho en la actualidad
están dejando de lado materias como filosofía del derecho —e incluso piensan «desaparecer»
al mismo derecho romano—, esta idea se tornará inútil para el plan curricular,
pero no para la formación personal de cada uno de nosotros. No obstante,
pareciera que la preocupación de Vampré en su época fue la misma que vivimos en
nuestros días, un hecho que lo llevó a elaborar una obra en la cual, a través
de diez lecciones, motivara al estudiante de derecho y al abogado a querer
aprender latín de manera selecta y organizada.
La importancia y finalidad de este libro, consiste
en que el abogado pueda tener las herramientas necesarias para saber leer,
escribir, traducir e interpretar de manera correcta los aforismos jurídicos.
Para esto, los autores recurrieron al Digesto y lo aplicaron a la obra, con la
intención de enseñar a los estudiantes y abogados el latín partiendo del mismo
Digesto idea que no está nada mal, pues si el profesional del derecho realmente
quiere introducirse y familiarizarse con la lengua latina, ¡Qué mejor forma de
hacerlo con una gran obra jurídica!
Recordemos que Nil volentibus arduum, cuya traducción es «Nada es
imposible para los valientes».