Descripción de la obra
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El delito de cuello blanco debía tener alguna característica que justificara su invención, entendido como invención el hecho de que, luego de una larga historia en la que la criminología había dedicado y concentrado su atención a los crímenes de los pobres y los vulnerables, se asomaba por primera vez, de una forma influyente y decisiva, el delito de los que no son pobres, ni defectuosos, ni necesitados, ni vulnerables, ni enfermos, ni ignorantes. Y lo hacía de una manera que, de acuerdo a la precisa declaración de objetivos formulada por su inventor, Edwin SUTHERLAND, en el inicio de su obra, estaba destinada a reformar la teoría de la conducta delictiva y a arrojar luz sobre la teoría social general, clarificando el funcionamiento de la sociedad entera.
Efectivamente, las potencialidades del discurso de SUTHERLAND eran reales en ambas direcciones, mas no fueron inicialmente seguidas en toda la amplitud de sus posibilidades por el tipo de discusiones subsecuentes a su formulación original, que por lo general se agotaban en cuestiones fenomenológica s y superficiales. Y corrido el tiempo, esa misma percepción se hizo visible en lo que se refiere a otros campos criminales estrechamente vinculados, que son los del delito organizado y la corrupción, respecto de los cuales los análisis corrientes están fundados más en sus características visibles que en su significación profunda.
Esa inquietud continuó a lo largo del camino que llevó a este trabajo, y permitió esbozar una serie de articulaciones que -más allá de la notoria dificultad de su recíproca distinción - vinculan estos tres fenómenos en una cota más profunda que la de sus dinámica s exteriores y ostensibles. Algunas de las formaciones que subyacen en el nivel de la construcción política de las relaciones sociales permiten arribar a significaciones más profundas y abarcativas, y ellas, de alguna manera, se desplazan por los dos caminos señalados por SUTHERLAND ; por un lado el que se dirige a la reforma, o más bien a la crítica, de la teoría de la conducta delictiva o, dicho en otras palabras, del discurso corriente (no solo tradicional o histórico) de la Criminología, y por el otro lado, el que procura una comprensión más incisiva de la configuración de nuestras relaciones sociales y de la construcción del problema criminal, sobre la base de la vinculación de ésta s con la política en su sentido más amplio.