Descripción de la obra
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Nada
nuevo bajo el sol. Hay temas que se repiten con extraordinaria regularidad, en
la literatura y en la vida. El amor, la ambición, la guerra, la codicia son
factores que actúan eternamente, y también la delincuencia. No ha habido nunca
una sociedad sin delincuentes, y todas las literaturas del mundo los han
retratado en sus páginas. La literatura sobre la delincuencia es, por tanto,
muy antigua, variada y extensa. Cubre todos los géneros literarios: poesía, novela,
teatro, ensayo... Ha afectado los más diversos tonos: humor, compasión,
polémica, sátira, divertimiento; ha sido elogiada como una de las más potentes
armas contra la injusticia y la corrupción, y ha sido condenada como un
peligroso estímulo para el vicio y el crimen. ¿Por qué se sienten los
escritores tan atraídos por este tema? A esta pregunta podrían darse distintas
respuestas. En primer lugar, la delincuencia constituye un problema que ninguna
sociedad ha podido resolver, y los problemas no resueltos son siempre
interesantes. A pesar de todo lo que han pensado y sugerido filósofos,
legisladores y gobernantes, nadie ha logrado desarraigar de la sociedad el
crimen, y aunque a veces nos vanagloriemos de nuestros grandes avances en la
ciencia y en la sociología, nuestro progreso moral ha sido casi nulo. En este
sentido, la delincuencia sigue siendo tema apasionante para el escritor. El
escritor, además, tiene ciertas afinidades con el criminal, lo cual le permite
comprenderlo mejor que el legislador. El delincuente es una persona repudiada
por la sociedad —lo que los ingleses llaman un outsider—, un ser incapaz de
conformarse con las leyes que regulan su contorno. Siendo así, el escritor
puede contribuir de manera especial y valiosa a los estudios criminológicos.