Descripción de la obra
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Esta
monografía, la primera de una serie que tengo en esbozo, es por su forma, no
por sus pretensiones, un libro. Y por su forma, lo más distante de las
preceptivas generales a que se ajusta —vaya un ejemplo— el alto y noble
Tratado. Hasta por su tono. Alguna vez se me acusó de poner en la expresión
demasiado brío; me parece que también peco de insistente y prolijo. Aunque he
procurado corregirme, consuélome pensando que esas demasías corresponden a la
modestia de mi aspiración consciente. No puedo ni debo tener el gesto del que
enseña y no discute. Precisamente, lo que quería decir es que por su forma, por
el propósito que lo animó, hasta por sus defectos, el nombre que más le
conviene a este trabajo es “discusión”.
Con lo que
podría alegar, tal vez, que algunos de sus defectos son de atribuir al género. Aludo
—“et j’en passe...”— a la erudición, que derramo con indiscreta abundancia. Un
vicio por exageración que desgraciadamente me place demasiado para reprimirlo. La
erudición constituye una defensa y un recurso, especialmente en las
discusiones, como las “buenas compañías”, que favorecen y recomiendan. Por lo
demás, todo se excusa ante la exactitud de la cita. Y no insinúo, con Beyle,
que para ello se requiere “un talent plus rare que l’on ne pense”.