Descripción de la obra
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Lo que me parece caracterizar el pensamiento
jurídico moderno (no puedo considerar el detalle y me limito a erigir
rápidamente una especie de tipo ideal) es considerar el Derecho como un
producto del espíritu y del espíritu exclusiva-mente humano. El Derecho estaría
formado por normas, mediante las cuales el espíritu humano ordena los hechos de
la naturaleza. Detrás de esta manera de concebir la esencia y las fuentes del
Derecho, está el dualismo esencial de la filosofía moderna, que separa, como
dos mundos distintos, con Descartes, el mundo del espíritu y el de los cuerpos
extensos; con Kant el ser y el fenómeno y también el ser y el deber ser. El
Derecho, de este modo, es la norma engendrada por el espíritu humano que prescribe
a la naturaleza la manera cómo ella debería ser (sin duda porque aceptan sin
reservas este presupuesto, es que muchos de nuestros teóricos tratan a la
lógica jurídica como perteneciente a un tipo de lógica llamada “deóntica” o
“normativa”, calificación sin duda cuestionable).
De cualquier modo, poco importa a nuestro propósito
que el derecho provenga prevalentemente de la razón o de la voluntad, o de una
mezcla de una y otra. De todas maneras, es el producto del espíritu humano y
reside en las normas puestas y concebidas por el espíritu del hombre. De esta
manera, el Derecho es definido como un conjunto de normas; eso es lo que
tradicionalmente se continúa enseñando en la Facultad, desde el primer curso de
derecho civil.