Esta obra destaca los temas y rasgos socráticos presentes en el liberalismo político actual: el "yo deliberador", la "razón pública", el "carácter" del agente político, el "liderazgo". Son las principales marcas de la filosofía clásica en la obra de autores como Rawls, Nozick y otros. Todas ellas se resumen y convergen en la "educación política" que el liberalismo y la filosofía de Sócrates comparten. Así, la adopción del pensamiento liberal no puede ser macánica ni superficial. Exige tener en consideración el esfuerzo educativo y asumir unas aptitudes para la crítica y el debate que no siempre son comprendidas, en especial dentro de las tradiciones filosóficas donde se han censurado el libre pensamiento y la competencia por la palabra.